Las imágenes de la artista Kathryn Blake parecen interrumpir la realidad: piernas flotando a través de un espejo líquido, un dedo seccionado que intenta pulsar un botón o una piña cortada en dos de un color completamente distinto al real. Cada imagen parece más desconcertante que la anterior. Todo esto lo consigue con el uso de colores brillantes y saturados y texturas de mármol que proporcionan a sus obras un sentido futurista, jugando siempre con el surrealismo el arte pop y la abstracción geométrica.