Joan Cornellá es un ilustrador e historietista español que ha colaborado en publicaciones como «La cultura del Duodeno«, «El Periódico», «Amaníaco«, «TMEO«, el diario «Ara» y «Quimera«.
En 2009, ganó la tercera edición del Premio Josep Coll en la categoría de menores de 30 años con su álbum «Abulio«
Empezó a colaborar con la revista «El Jueves» realizando historietas para la sección de actualidad.
Sus ilustraciones son limpias y sencillas, pero suponen un aporte obsceno y provocador, basándose en mayor medida en las pistas visuales y gags en lugar de los elementos textuales, para indicar una simple narración. Cornellà crea imágenes extrañas e incómodas que pueden ser extrañamente divertidas y un poco macabras.
Rene Mambembe, es un estudiante de diseño gráfico cuya pasión es el arte digital y la tipografía, que le instan a experimentar y crear posters innovadores y diseño de movimiento.
Mr. Hipp, Dan Hipp, es un ilustrador estadounidense que ha realizado trabajos de Warner Bro. Animation, Cartoon Network, Wired, DC Comics, Random House, y otros, mientras, según indica el propio artista «se entrena para su mantenimiento de supervivencia zombie en el sur de California». El estilo de Mr. Hipp es muy reconocible, tanto por el uso de colores vivos como de la línea. Actualmente es director de arte de la Warner Brothers Animation.
El joven ilustrador alemán Ralph Niese decidió tomar como estandarte visual en su obra un estilo vintage y retro, inspirándose en viejos cómics de acción, portadas de películas clásicas de terror y monstruos y juguetes de la década de los 80.
La jovencísima ilustradora Serena Malyon, realizó como proyecto final de carrera para la Alberta College of Art and Design una novela gráfica bajo el título de «Captain«. También ha hecho trabajos para editoriales de libros para niños.
Hermann Rorschach (1884-1922), que sigue siendo famoso hoy en día por su trabajo psicoanalítico con manchas de tinta, estaba muy familiarizado con un popular juego de salón del siglo XIX llamado «Blotto«.
Tanto fue así, que de hecho cuando era un colegial, Rorschach fue apodado «Klecks» (o «mancha de tinta») por sus amigos – a causa de su fascinación por el juego. Los jugadores tenían que inventar poemas o historias basadas en lo que veían en las manchas de tinta que se creaban doblando el papel.
Este juego lo desarrolló un médico y poeta alemán llamado Andreas JustinosKerner (1786-1862), quien, en 1857, escribió un libro de poemas inspirados en las formas simétricas que creaba con manchas de tinta. Kerner llamó a su abstracciones Klecksographien, («manchas-gráficos»), y se ve reforzada por la mano para crear surrealistas criaturas antropomórficas. Aunque el libro no se publicó hasta después de su muerte en 1890, se convirtió en la chispa que no sólo influyó en juegos de salón, sino en el futuro profesional del joven Hermann Rorschach.
Durante los últimos 60 años más o menos, la prueba de Rorschach fue utilizada como una herramienta de prueba psicoanalítica por muchos psicólogos y, al mismo tiempo, descartada por decenas de profesionales de la medicina. Pero una cosa sí es cierta: la mancha de tinta simétrica ha llegado a personificar el misterio, el análisis interpretativo y la ciencia de la psicología en su conjunto.
En los años 60 y 70, la prueba de Rorschach ya se conoce lo suficiente como para hacerse camino fuera del léxico de los psiquiatras y llegar al vocabulario corriente. Ahí es donde la mancha de tinta simétrica se hizo conocida en la cultura popular, y en 1984, llegó a ser lo suficientemente «pop» como para ser utilizada por Andy Warhol en varias de sus pinturas de gran formato.
El guionista de comics Alan Moore, crea un personaje para su serie «The Watchmen» (1986) llamado «Rorschach«, el cual esconde su identidad detrás de una máscara cambiante que simula las famosas «manchas de tinta simétricas».
En la actualidad, es utilizada en publicidad, vídeos musicales, cine, etc…, donde ya forma parte integrante de la cultura popular.
Título original: Les eaux de Mortelune
Guión: Patrick Cothias
Dibujo: Philippe Adamov
Color: Philippe Adamov / Jean-Jacques Chagnaud
Editorial: Glénat
País: Francia
Páginas: 460
Años: 1.985/2.000
Sinopsis
En un París futuro en el que cualquier vestigio de agua ha desaparecido casi por completo y la barbarie y la locura han quedado convertidas en costumbre, todo el poder se concentra en aquellos que son capaces de controlar el preciado líquido elemento. El príncipe Jérome de Mortelune acapara todo ese control gracias al filtrado de la lluvia ácida que realiza en sus instalaciones y la consecuencia directa es que alrededor de su corte se concentra toda la autoridad y la riqueza existentes. Ahora que ese príncipe ha fijado su gusto en Violhaine, la hija de un carnicero de la localidad que pasará rápidamente a formar parte de su séquito amoroso, Nicolás, el autista hermano pequeño de la concubina, recorrerá el pasado de la ciudad y del mundo en compañía del hermano del príncipe y de su hermana adoptiva, una niña mutante fruto de los experimentos del laboratorio privado de palacio. Juntos comprenderán las tragedias que llevaron a la especie humana hasta su decadencia actual y en su búsqueda final del mar serán testigos privilegiados del trágico desenlace del quebrantado mundo y de la humanidad que aún queda en él.
La obra puede estructurarse claramente en dos ciclos más o menos diferenciados y compuestos cada uno de cinco historias. Las cinco primeras nos relatarán con un detallismo desmedido el estado actual de un mundo que antes se llamaba civilizado y que ahora hace del agua moneda de cambio y de la carne humana comida más o menos habitual. Un mundo carente de esperanza y plagado de miseria cuyo único destino es el de desaparecer por completo como consecuencia de una lucha fratricida que nada atiende al bien del ser humano y sí a mundanos intereses personales y envidias. El segundo ciclo arranca temporalmente diez siglos después de los acontecimientos narrados en el quinto álbum de la saga y nos presenta una historia que mezcla onírica con realidad en la extensión de un relato que trata sobremanera de aprovechar el tirón comercial de algo que ya estaba concluido.
Les eaux de Mortelune da como resultado la que a larga será una de las obras cumbre de la historieta de ciencia-ficción francesa. El trabajo de los dos autores es ciertamente magistral, presentando un desarrollo agobiante y redondo que aunque puede pecar de cierta falta de originalidad en su concepto en ningún momento ve lastrado el interés. Cothias logra mostrar sin tapujos a todo aquel que se sumerja en la historia un universo triste y cruel que a la vez está lleno de lugares fascinantes ejemplarmente perfilados por un Adamov que no deja de evolucionar durante todo el recorrido de esta obra imprescindible.
Los títulos que componen las obra son:
1 El ajedrez de la rata (1986)
2 El café del puerto (1987)
3 El príncipe y la muñeca (1989)
4 Los ojos de Nicolás (1990)
5 Mundo podrido (1992)
6 El número de la bestia (1995)
7 La guerra de los dioses (1995)
8 La muerte de Nicolás (1997)
9 De profundis (1998)
10 En busca del tiempo perdido (2000)
“La ciudad“, de Frans Masereel, es uno de los libros que más ha influido en el cómic y la novela gráfica del siglo XX. Esta novela sin palabras, publicada en 1925, fue realizada con grabados en madera y ha sido considerada por artistas como Will Eisner una obra maestra absoluta del arte del pasado siglo (arte secuencial). Masereel representa escenas de la vida cotidiana de una ciudad enmohecida por el hollín de las fábricas y la oscuridad de la pobreza. Este ambiente contrasta con el brillo y la majestuosidad de las zonas ricas de la misma urbe. Hombres de capa y sombrero, obreros de rostros enjutos, prostitutas y damas de la alta sociedad son parte de los habitantes de este libro. Acaba de ser reeditado por Nórdica.
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