Esta es una historia sobre el arte en la era de los redes sociales, sobre el anonimato y la auto-promoción.
En abril de 2011 un ex-alumno de la escuela de derecho en Bushwick, Brooklyn, tuvo una idea que él pensaba que podría tener éxito. Admiraba al artista callejero
Banksy y había crecido con las películas de
Tom Hanks. Y entonces se preguntó: ¿
Por qué no hacer una mezcla de los dos?. Usando un simple programa de ordenador, descargó una pintada de
Banksy de una rata sosteniendo un rodillo de pintura, y luego añadió una imagen de la cara de
Tom Hanks. Después lo imprimió, lo recortó y lo pegó en una pared en Mulberry y en Kenmare, ambas calles de Little Italy, y firmó como
Hanksy.
Fotografió la pared y lo colgó en sus cuentas de Instagram y Twitter, y lo envió por correo electrónico al
Wooster Collective, una web de street-art. Después se fue a dormir.
Y entonces se hizo viral… Dos años y medio más tarde, estos son los frutos de esa primera inspiración: Tres exposiciones individuales, dos de los cuales se agotaron. En su primera exposición, en enero de 2012, vendió cerca de 150 piezas, a precios que van desde $50 a $2.000, según
Benjamin Krause, director de la
Krause Gallery, y representante de
Hanksy.
«Fui creado para Internet » dice Hanksy. «Sé cómo usar los medios de comunicación social…». «Por supuesto, Estados Unidos ama a Tom Hanks, y América ama a Banksy. No quiero mentir y decir que no sabía lo que estaba haciendo al poner a los dos en la calle«.
Como artista callejero, ha realizado trabajos cada vez más sofisticados, en los que incluye simpáticos juegos de palabras, junto con conocidos personajes del mundo del cine, la televisión, etc…
Todo un hallazgo