El artista norteamericano Mark Jenkins utiliza la «calle como escenario» para sus instalaciones artísticas, donde sus esculturas interactúan con el ambiente circundante, incluyendo los transeúntes que, sin saberlo, se convierten en actores. Sus instalaciones a menudo llaman la atención de la policía. Su trabajo ha sido descrito como caprichoso, macabro, espeluznante y situacionista. Jenkins cita a Juan Muñoz como su inspiración inicial.