La fotógrafa turca Yonca Karakas quería ser ingeniera genética, debido a la atracción que sentía por la clonación. Pero Yonca fue atrapada por la fotografía, aunque su fascinación por la masificación de las identidades se mantiene constante y presente en su trabajo. Karakas utiliza la simetría como un dispositivo para manipular las imágenes y para organizar los elementos de cada fotograma, con lo que puede dramatizar y explorar cada símbolo que utiliza, ya sea carne, una cruz o cualquier otro objeto. Los personajes parecen siempre aturdidos, sin emociones. Los sueños construidos por la artista a menudo están basados en películas o ficciones científicas.